
La Wurlitzer Ballroom de Madrid olía a cuero, a cerveza y a años 80: señales inequívocas de que algo bueno iba a pasar en la noche del jueves 13 de noviembre. Tras una jornada larga, qué mejor que acudir a un bolo para olvidar el matadero laboral. Un concierto con dos bandas que últimamente me han llamado la atención, como Steröid y, en especial, Patrol, uno de los grupo estatales que más interés me han despertado durante el último año.
Escarlata abrieron la noche con su punk rockero, de cassette y curro. Sonaron temas de su cinta ‘Rojo‘, caldeando el ambiente sin alardes y con algunos «Puta Betis Balompié«. Un arranque correcto, con energía para preparar el terreno antes del huracán que venía a continuación.
Patrol comparecieron después sobre el escenario de la Wurli, y ahí cambió el aire. Lo suyo no es revival, es proto-heavy bañado en glam-punk, con una parte lírica melódica, sin estridencias, pero tan adictiva como sus riffs de guitarra. Durante su visita a Madrid, la banda de Barcelona interpretó las cuatro canciones de su cassette de debut, que acaba de ser editada en formato 7″ que estuvo disponible durante el concierto, más varias tres o cuatro composiciones que no tengo en el radar, entiendo que serán recientes, junto con una versión de «The Rocker«, de Cockney Rejects. Un concierto para seguir y disfrutar puño en alto, meneando pierna y con birra en mano. Cerraron con «Breakout«, pura dinamita y mi preferida de su EP de debut, y el local rugió con la convicción de una misa eléctrica. Confirmaron mis sensaciones: una banda prometedora a la que habrá que seguir la pista.
Y entonces Steröid, desde Australia, desembarcó en Madrid con un concepto que solo ellos entienden: egg punk épico con almófar y sintetizador. El set del concierto fue básicamente su disco ‘Chainmail Commandos‘ tocado —creo— al completo, un festín de riffs medievales, con cota de malla sobre la cabeza para emprender un viaje a los 80. Incluso en un interludio hubo tiempo para hacer un guiño a Judas Priest con los riffs de «Breaking the Law«. Una especie de gesto cómplice al linaje del heavy clásico —como si Devo hubiera asaltado el garaje de Halford mientras jugaba con el helio. El contraste entre lo lo-fi y la solidez del riff del heavy fue brutal: dungeon eggy-metal, pura alquimia australiana. El público —algo más de tres cuartos de la sala— respondió con sudor, pogo, crowdsurfing y diversión.
Al salir, mientras iba a la carrera hacia el transporte público —al día siguiente había que hacer la última visita semanal al matadero laboral—, tenía la sensación de haber visto una versión poco virtuosista y más desenfada del heavy: Patrol haciendo el relevo del metal oxidado, y Steröid convirtiendo el disparate en estética. Madrid, por una noche, fue el epicentro de, usemos la analogía, la New Wave of British Eggy Metal, liderada por estos australianos locos.
Autor: Charlie Condenado
Descubre más desde Condenado Fanzine | No Mess, No Fuss, Just Pure Underground RocknRoll
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.
