El mundo occidental continuaba bajo el impacto del accidente nuclear de la central de Chernobyl, a finales de abril de 1986. Europa calculaba las consecuencias en términos de nubes tóxicas y lluvias radioactivas que iban a padecer los países de este lado del telón de acero. Sin embargo, en el otro extremo del Viejo Continente, en la capital del reino pulía los obreros dela construcción trabajaban a toda prisa para concluir la primera fase de la remodelación el vetusto auditorio de la Casa de Campo, que iba a ser remozado para ser convertido «en el mayor rockódromo del mundo«, como alardeaba Juan Barranco, el alcalde socialista que regía los designios de Madrid.
El motivo de tanto apresuramiento era las inminentes Fiestas de San Isidro de 1986. «El auditorio de la Casa de Campo, totalmente remodelado y con un aforo de 70.000 personas, será este año el escenario de la movida de las fiestas de San Isidro, que comienzan el 9 de mayo«, se podía leer en El País el 22 de abril de 1986. «Los obreros trabajan a marchas forzadas para poder estrenar el auditorio del recinto ferial de la Casa de Campo el próximo 10 mayo, fecha prevista para la finalización de la primera fase de acondicionamiento del lugar, con un aforo aproximado de 70.000 personas. Las obras de esta primera fase han costado 70 millones de pesetas«.
La programación de San Isidro de 1986, que contaba con un presupuesto de 100 millones de pesetas, incluía Ramoncín, Orquesta Mondragón, Gabinete Caligari, Círculo Vicioso, El Último de la Fila, Desperados o Los Secretos, así como también artistas internacionales como James Brown o The Kinks, que iba a ser la actuación estrella en el ‘rockódromo‘ el sábado 10 de mayo.
Dos días después, es decir, el lunes 12 de mayo, la noche caía sobre el escenario del auditorio de la Casa de Campo; «… ustedes y nosotros estamos de esperar hasta La Polla Records» decía el presentador mientras Fernandito comenzaba a probar la batería como anticipo de lo que iba a ser la descarga de La Polla Records. El grupo de «mecánicos y pintores» de Agurain, como les describió Gabriela Cañas en El País, era el primero de una velada que también contaba en cartel con dos bandas de heavy: Obús y Bella Bestia. Pocos podía adivinar que su concierto iba a llegar a la portada de los medios de la capital debido a los incidentes que se desataron tanto entre el público como sobre el escenario, aunque la polémica iba a ser menor que en el caso de Vulpess.
«Me cago en el coronel y en toda la compañía y me limpio con el culo detrás de la sacristía. ¡Ay, ay, ay!«, así comenzaba Evaristo el concierto en el que La Polla Records presentaba en San Isidro Revolución, publicado en 1985. Desde el inicio del concierto (ver el vídeo al final del artículo), el público la toma con las vallas de seguridad. La tensión empieza a subir en las primeras filas, hay peleas, los antidisturbios de la Policía Municipal hacen presencia ante la incapacidad de la seguridad para hacerse cargo de la situación, se producen cargas que generan más violencia.
«Que hostias pasa ahí abajo«, se le puede escuchar decir a un componente del grupo en el minuto 25 mientras que empiezan con «Demócrata y cristiano«. A su conclusión, Evaristo dice «la policía que se vaya que no soluciona nada«, mientras de fondo se escucha la aprobación del público. El repertorio sigue con «Los 7 enanitos» y «Mentiras Post«, mientras en el vídeo se ve que el público había saltado las vallas. A su conclusión, de fondo se escucha «… que no tiren piedras, que no tiren piedras…«; Evaristo exclama «cuando tiréis piedras no falléis y nos deis a nosotros«.
Las imágenes muestran que la situación abajo está fuera de control y la policía ha decidido retirarse. «Porno en acción«, «Nuestra alegre juventud«, pero la banda tiene que parar. «Tirar piedras a vuestra puta madre… una cosa es marcha y otra avasallar«, dicen los componentes de La Polla Records y Evaristo dice, «no sabes quién ha sido, si la tiras le das a uno que no ha sido». «Ésta«, por una piedra, «me la guardo de recuerdo de un bobo«. El grupo quiere tocar otra, pero el cantante se vuelve a dirigir al público. «Oye, ya se ha ido la madera, ¿ahora a quién le tiráis? ¿a nosotros«. El concierto sigue, pero Fernandito recibe un impacto y hay que parar. En la reanudación se puede ver al público subiendo al escenario, a los componentes de La Polla Records esquivando a espontáneos hasta que todo acaba con «Txus» y una multitudinaria invasión de escenario.
Las actuaciones de Bella Bestia y Obús se suceden con normalidad. Sin embargo, en la edición de 13 de mayo de 1986, El País publica una información bajo el titular: «22 heridos en una pelea entre ‘heavies’ y ‘punkies‘«. «Veintidós personas resultaron heridas de diversa consideración de ellas, 14 espectadores y ocho miembros del equipo de seguridad, según la policía, municipal- en incidentes ocurridos, sobre las diez de la noche de ayer, en un concierto de rock organizado por el Ayuntamiento de Madrid en el nuevo auditorio de la Casa de Campo con motivo de San Isidro. Asistían unas 70.000 personas, según fuentes de la organización. Parte del público rebasó una de las barreras de seguridad y subió al escenario Tras unos 25 minutos de bronca en éste y sus aledaños, los ánimos se calmaron y la representación continuó. Disputa enfrentó fundamentalmente a jóvenes- heavies y punkies«, informaba el primer párrafo.

En realidad, nadie sabe el motivo ni el origen de los disturbios. En esta primera noticia del diario de PRISA, se apuntan a diversos motivos. Uno de ellos tuvo como protagonista al fotógrafo Javier Vázquez:
Según el fotógrafo Javier Vázquez, los incidentes comenzaron después de que un sujeto, al parecer seguidor de una de las bandas heavies, le escupiera por dos veces cuando él hacía fotos de La Polla Records. A la tercera, el fotógrafo entregó su equipo a, un amigo, regresó donde estaba el primer joven -justo detrás de una valla- y le retó a escupirle otra vez, poniendo en, duda, en caso contrario, su hombría. Fue de nuevo escupido. Entonces cogió al joven por las solapas y le hizo pasar la valla por encima. Ésta se vino abajo y tras ella otros jóvenes heavies. Ahí comenzó la pelea, que duró 25 minutos.
Unas líneas más abajo se apunta a la intervención policial como elemento detonante de los disturbios. «Según otro testigo, el grueso de los incidentes se produjo cuando, después de un botellazo que hirió a un técnico de televisión, aparecieron dos policías municipales con vestimenta antidisturbios. El cantante de La Polla Records dijo por el micrófono que la policía sobraba y ahí comenzaron los incidentes. Según esta versión, los organizadores, algunos periodistas y los responsables de la policía municipal llegaron a la conclusión de que lo mejor era no intervenir. Los ánimos se calmaron después de que más de 100 personas resultaran contusionadas en la pelea».
Esta primera crónica del suceso, que está sin firmar, no elude situar a La Polla Records en el ojo de la diana, incluso dan un detalle con poco valor informativo como que el grupo de Agurain «dedicó su último disco, Revolución, «a Javi», preso en la cárcel de máxima seguridad de Herrera de la Mancha«. Para obviar la importancia que la aparición policial tuvo en el desencadenamiento de la violencia, desde el primer momento también se organiza una cortina de humo basada en la rivalidad entre tribus urbanas. «Un portavoz de la policía municipal dijo a título oficioso que, al parecer, el enfrentamiento se había debido a rivalidades entre dos grupos de jóvenes. Indicó que la cifra de heridos era provisional«.
Otros medios como Cambio 16 también se apuntaron a la teoría de la rivalidad entre tribus. «Apenas 25 minutos de puñetazos con cincuenta heridos leves. Una bagatela para verdaderos ‘punkies’ y ‘heavies’. El concierto de La Polla Records en las fiestas de San Isidro es más que música más o menos ‘punky’. Contenía un mensaje que muchos chavales que estaban allí -punkies o heavies- entendieron y cuya única respuesta es la guerra. Pero la paliza entre las dos grandes tribus de Madrid es sólo una anécdota. La Polla Records es mucho más«.
Eran años donde mods y rockers habían realizado sobre el asfalto madrileño una representación extrema de Quadrophenia, que se llevó la vida de Demetrio Jesús Lefler, tras recibir un botellazo y dos puñaladas en el mítico Rockola. Esto había sucedido en 1985, aprovechando este clima de riñas entre tribus urbanas, en las que también se enmarcaban las disputas entre heavies y punks, había a quién cargar el muerto.
El ABC de Luis María Ansón se sumó a la fiesta, aunque con menos despliegue de medios que en el caso de «Me gusta ser una zorra» de Vulpess. Siguió la línea marcada por El País de culpabilizar al grupo y a los «punkies«. En una crónica titulada «Obús levantó un concierto arruinado por los ‘punkies’«, José Manuel Cuellar escribe: «Ya adelantábamos ayer los incidentes protagonizados por los punkies en este tercer concierto de las fiestas de San Isidro. Si en el aspecto físico ya recibieron su merecido, a nivel musical también hicieron el ridículo,…«.
La Polla Records es un grupo capaz de despertar, por igual, sentimientos de amor y odio, aunque los primeros derivan rápidamente hacia emociones cercanas a la repugnancia por todo lo que no sea la exaltación del propio ego. Musicalmente ya se sabía que eran un cero, entre otras cosas porque hacer música, cine, literatura o cualquier labor creativa les importa bien poco; sólo buscan agresividad y violencia; y en busca de ello pasaron toda la actuación.
Independientemente de esto, a nivel técnico fueron nefastos, ininteligibles (aunque poco había que escuchar), y de una pobreza imaginativa realmente pasmosa. Ya se sabe, refugio de mediocres incapaces de destacar en construcción y que incluso en el aspecto destructivo mostraron su faceta provinciana y tosca, fueron patéticos aunque tampoco cabía esperar otra cosa.

El País llevó los disturbios a la foto de portada de su edición del miércoles 14 de mayo. Bajo el titular «Incidentes en la Casa de Campo«, el diario decía en su entradilla: «Ocho heridos leves y un detenido, que ya ha sido puesto en libertad, es el balance de los incidentes registrados anteanoche durante la actuación del grupo vasco de música punk La Polla Records en la Casa de Campo. El Ayuntamiento de Madrid, organizador de los conciertos de San Isidro, entre los que se halla el que se convirtió en batalla campal, culpa al grupo vasco de no intentar aplacar los ánimos de sus seguidores. El público derribó las vallas que dan al escenario, pero el concierto continuó con los grupos Bella Bestia -un momento de cuya actuación recoge la foto- y Obús, sin que se registraran nuevos incidentes«.
En cuestión de horas, el medio de PRISA había pasado de hablar de «cientos» de magullados; posteriormente, «22 heridos«; y, finalmente, «ocho leves y un detenido«. El medio de expresión del PSOE dedicó las páginas 32 y 33 a ampliar la información que había publicado el día anterior. En sus páginas seguía las líneas esbozadas desde el principio. Exculpar al gobierno socialista del Ayuntamiento; responsabilizar al grupo y a las peleas entre tribus urbanas.
Gabriela Cañas escribía un perfil sobre La Polla Records en el que también se citaban algunas de las letras de sus canciones. En ‘Ladrillos, piedras, gasolina‘ decía que «su estilo musical también se denomina punk y se distingue por el ritmo trepidante de su música y por sus textos generalmente violentos… La Polla Records se distingue del resto de los grupos punks por la extremada politización de sus canciones«. La periodista de El País también vuelve a aludir a la dedicación de Revolución a Javi, «que está en Herrera de la Mancha, y a todos los que están como él en todo el mundo«.
«Los punks se llevan mal con los heavies, y a nada que se les provoque, saltan», dice Alberto, bajista de Siniestro Total, un grupo con amplio historial en incidentes. «No creo que sea la música punk la que genere violencia, aunque La Polla Records es un grupo vasco muy radical».
La información más importante de estas páginas está dedicada a respaldar al Ayuntamiento. Enrique Moral, responsable del área de cultura del consistorio capitalino, La Polla Records exhibió «una total falta de profesionalidad, ya que un profesional sabe cómo templar a la gente«. Rafael Cana, jefe del servicio de orden, la culpa fue de un «grupo salvaje de no más de 40 personas que va a todos los conciertos y que parece estar dispuesto a terminar con las fiestas populares«. Cana también aprovecho la oportunidad que le brindaba el periódico para poner el foco sobre los asistentes a los conciertos de rock donde había un «brote de violencia«.
Juan Luis Serrano, bajista de Obús, también apuntó a los seguidores, en especial, a los punks. «Nunca deben ponerse en el mismo cartel a grupos punks y heavies. Ellos mismos, los de La Polla Records avisaron que no debían actuar con nosotros. Había muchos seguidores punks, y fue un sector de éstos el que increpó al servicio de orden y saltó la valla, tras lo cual se produjo la pelea. Yo, como músico, no culpo al grupo vasco«.
No culpaba al conjunto de Agurain pero decía que «nosotros además tenemos un cantante que sabe hablar con el público, así que siempre hemos sabido controlar la situación. Es cierto que La Polla Records no hizo nada por tranquilizar los ánimos, pero parece que ese es el rollo de los punks, que les gusta. No hay seguidores buenos o, malos, sólo hay gamberros«.
El famoso concierto de San Isidro, con la gran pelea entre punks y heavies que dijo la prensa, se quedó en ocho heridos, un detenido que pasó a disposición policial y unos desperfectos valorados por el Ayuntamiento de Madrid en «10.00 pesetas«. Tan sólo hubo que reparar las vallas dañadas y dos micrófonos que fueron sustraídos durante la invasión de escenario. Como dijeron La Polla Records en un reportaje en la revista Cambio 16, «el periódico El País es un enjendro para burguesitos sabios. Los incidentes de San Isidro son los que ellos han organizado con sus artículos sabelotodos«.
Artículo: Charlie Condenado