Del robo del siglo a cantante de Sex Pistols

A principios de agosto de 1963, Ronald Arthur Biggs ignoraba la suerte que iba a correr en un futuro. Desconocía que se iba a convertir en una figura mediática gracias a su participación en el conocido como Atraco del Siglo y a su posterior fuga de prisión. Otra de las cosas que ignoraba es que en el futuro también se iba a convertir en el cantante accidental de Sex Pistols e, incluso, en el futuro también iba a colaborar con otras bandas de la escena punk como los alemanes Die Toten Hosen o los argentinos Pilsen.

A buen seguro, lo que también desconocía es que iba a ser el primer condenado en pasar por #TheMugshot (nombre que recibe la fotografía de la ficha policial), una nueva sección de este humilde blog en el que el amarillo será protagonista y con la que nos sumergiremos en el pasado criminal de algunos músicos. La creación de «No One Is Innocent» de los Pistols daría para un artículo de la serie #TheStoryBehind pero, sin embargo, hemos decidido dar inicio a esta saga con la figura del gran Ronnie Biggs, superestrella del crimen y del punk por la gracia de Dios o por esos retorcidos senderos por los que transcurre la vida del ser humano.


  1. El golpe

  2. I Fought the Law (And The Law Won)

  3. La fuga de Biggs

  4. The Great Rock’n’Roll Swindle

  5. Quiero ser un punk star


1 – El golpe

A principios del mes de agosto, «Sweets for my Sweet» de The Searchers se encaramaba a la primera posición en la lista de singles del Reino Unido, donde iba a permanecer durante dos semanas antes de ser desbancada por Billy J. Kramer and The Dakotas. Al mismo tiempo que esta banda de Merseybeat alcanzaba el éxito, en la capital del imperio había un grupo de hombres que también aspiraban a solucionar su futuro gracias a la ejecución de un ambicioso plan que consistía en asalta el tren de Glasgow-Londres para robar el dinero que transportaba.

El plan consistía en detener el tren de correo de Glasgow a Londres en el remoto Buckinghamshire a mitad de la noche, irrumpir, conducir la locomotora y el coche de dinero hasta un puente para luego robar la carga de billetes usados que se dirigían a la capital para ser destruidos. Este robo fue una empresa conjunta en la cuál participaron dos bandas de delincuentes afincadas en la zona sur de Londres. La organización criminal usó de diferente forma a los 16 hombres que participaron en esta empresa criminal. Algunos fueron responsables de la obtención de vehículos, otros se encargaron de buscar escondites, otros vigilaron los horarios del tren, … pero faltaba una persona para conducir el tren ya que el maquinista iba a ser reducido durante el asalto.

Trabajando desde una granja alquilada y basándose en la información proporcionada por los mafiosos, el trabajo se produjo a las 3:30 a.m. del 8 de agosto de 1963. Uno de los hombres manipuló una señal para detener el tren, posteriormente unos atracadores haciéndose pasar por ferroviario, se adelantaron al equipo de correo, reduciendo al conductor del tren que fue llevado hasta un puente, en el que cuál aguardaba un camión para transportar el dinero robado. Los ladrones formaron una cadena humana para llevar las 120 bolsas de dinero al camión. El trabajo se terminó en 40 minutos. El botín era enorme: £ 2.6 millones ($ 3.8 millones de dólares).

Otra de las curiosidades del asalto al tren del Glasgow es que el 8 de agosto era el día del cumpleaños de Ronnie Biggs. Nada mejor para celebrar un día tan señalado que tener el bolsillo lleno tras un robo. Sin embargo, la figura de Biggs no tuvo gran trascendencia en el atraco y su papel fue menor.  Fue el encargado de conseguir a la figura del conductor del tren aunque finalmente, su amigo no fue capaz de poner en marcha la locomotora por lo que los gangsters tuvieron que reanimar al conductor original para que llevase el tren al puente donde iba a ser desvalijado. A pesar de su escasa implicación, Biggs ha sido el más famoso de los 16 participantes en el llamado Atraco del Siglo.

2 – I Fougth the Law (And The Law Won)

Según el libro Uncle John’s True Crime: A Classic Collection of Crooks, Cops, and Capers, nuestro antihéroe nació en 1929 en el seno de una familia pobre que vivía en una zona pobre del sur de Londres, Ronald Arthur Biggs había tenido problemas con la ley desde que era un adolescente. Propenso a robar cualquier cosa que no haya sido clavada al suelo, fue apresado en tantas ocasiones que vivió entre rejas buena parte de su adolescencia. Fue en el presidio donde Biggs aprendió un oficio, pintor de casas, y hacia los 30 años decidió volverse legítimo. Biggs se casó, tuvo dos hijos e intentó ganarse la vida honestamente como pintor. Resultó que tampoco era un pintor muy bueno y que tenía problemas para pagar las facturas. Entonces llamó a un amigo: Bruce Reynolds.

Cuando Biggs llamó a Bruce Reynolds, un viejo compañero de prisión, en el verano de 1963 para pedir un préstamo de £ 500 para «superar» sus problemas financieros, Reynolds le ofreció a Biggs algo mejor: un trabajo. Y no cualquier trabajo, sino un rol en un robo de trenes como nunca se había visto en el Reino Unido. Biggs no podía arriesgarse a perder a su familia por acabar en prisión.

Sin embargo, Reynolds siguió adelante, prometiendo a Biggs al menos £ 40,000 por una noche de trabajo. Además, ni siquiera tendría que hacer el robo real. Todo lo que tenía que hacer era reclutar a un amigo suyo que pudiera manejar un tren y luego mantener en silencio al conductor real del tren, mientras que los delincuentes más experimentados hacían las cosas difíciles. A regañadientes, Biggs se enroló. Le dijo a su esposa que tenía un trabajo de pintura fuera de la ciudad que tomaría algunas semanas. Luego, él y Reynolds se dirigieron a la granja para reunirse con el resto del equipo.

A pesar de lo minuciosas que habían sido tanto las fases de planificación como de ejecución del robo, la banda de Reynolds no fue tan hábil para borrar las huellas del delito por lo que rápidamente la policía se puso tras su pista. El plan de los atracadores era el de incendiar la granja en la que habían estado, en cuyo interior iba a estar todo el material que habían utilizado. Sin embargo, la investigación de Scotland Yard hizo que tan sólo en un día The Old Bill (otra de las denominaciones de la Policía en UK) estuviera llamando a la puerta del escondite de la banda.

Los criminales decidieron huir y la persona encargada de deshacerse de las evidencias engañó a Reynolds. Cogió el dinero y se dio a la fuga con él sin pegar fuego a la granja, facilitando a la policía el trabajo de recopilar las huellas dactilares de los implicados en el asalto al tren de Glasgow. Siguieron el rastro y terminaron atrapando a los 16 ladrones así como recuperando una pequeña parte del botín. Sin embargo, Biggs había escondido su parte: £ 147,000.

Foto tomada para la ficha policial de Ronnie Biggs / Ronnie Biggs' mugshot
Foto de la ficha policial de Ronnie Biggs

3 – La fuga de Biggs

Al igual que sucedió con el botín, la cobertura de la prensa fue mayor de la esperada por los ladrones. Sus nombres estaban impresos en los periódicos de todo el mundo. A pesar de que Biggs desempeñó un pequeño papel fue sentenciado a 30 años en la prisión de Wandsworth en Londres. En 1965, después de apenas un año y medio de prisión, Biggs y otros seis reclusos usaron una cuerda formada con ropa para trepar una pared y saltar a un camión que los esperaba. Mientras Biggs huyó al campo, la fuerza policial británica lanzó una persecución masiva por todo el Reino Unido. Pero Biggs había desaparecido. Llegó a París, donde se realizó una operación de cirugía estética. Con una identidad falsa y una cara alterada, bajo el nombre de Terrence Furminger subió a un vuelo con destino a Australia.

En Melbourne se encontró con su esposa y sus dos hijos para comenzar una vida tranquila durante unos años pero a medida que los otros fugitivos fueron detenidos, Biggs se convirtió en el único miembro en seguir prófugo de la justicia. Eso lo convirtió en uno de los hombres más buscados del mundo. Cuando las pistas condujeron a la policía a Australia, Biggs supo que tenía que huír de nuevo.

Se despidió de su familia y tomó un vuelo a Sudamérica, primero aterrizando en Bolivia y luego pasando cierto tiempo en Argentina y Venezuela. En este punto, sin embargo, su botín casi se había acabado, por lo que volvió a emprender una vida honesta como trabajador de la construcción. Tuvo cuidado de no violar la ley por miedo a la extradición a Inglaterra, donde lo esperaba una celda de máxima seguridad. Tras una década del gran robo y de su huida de prisión, Biggs desapareció del ojo público… por un tiempo.

En 1974, el Daily Express de Londres ofreció £ 50,000 a Biggs para una entrevista exclusiva, lo que era otra cosa que un ardid de la policía británica para descubrir su paradero que no era otro que Río de Janeiro, en Brasil. La noticia de su captura saltó a los titulares de prensa mientras los funcionarios de Scotland Yard se daban palmadas en la espalda por un trabajo bien hecho. Sin embargo, Biggs tenía un as en la manga que evitó su extradición a Gran Bretaña. La amante de Biggs estaba embarazada y, según la ley brasileña, no podría ser deportado si fuera la única fuente de ingresos para su familia. Y así, Ronnie Biggs se quedó en Río.

Orden internacional de búsqueda de Interpol / Interpol's wanted notice
Orden internacional de búsqueda de Interpol / Interpol’s wanted notice

4 – The Great Rock’n’Roll Swindle

Mientras el bueno de Ronnie Biggs se ganaba la vida en Río de Janeiro como atracción turística, ya que debido a su estatus no podía acceder legalmente a ningún trabajo, cobrando $60 a los turistas por disfrutar de The Ronnie Biggs Experience en su villa; llegó el advenimiento del punk en el Reino Unido. Un movimiento que contaba con una banda líder en la agitación mediática, Sex Pistols, cuyo hilos movía desde la trastienda un espabilado propagandista que respondía al nombre de Malcolm McLaren. Sin embargo, tras la gira estadounidense de 1978, la banda había pasado a mejor vida tras la marcha de Johnny Rotten y el internamiento de Sid Vicious por sobredosis.

En febrero de 1978, el guitarrista Steve Jones y el baterista Paul Cook junto al mánager de la banda emprendieron viaje a Brasil. En esta ocasión no fue para disfrutar de unas vacaciones al sol si no para conocer al mítico ladrón de bancos Ronnie Biggs. El propio criminal, en una entrevista concedida a Record Mirror, comentó como fue el contacto. «Los Pistols me telefoneraron y dijeron que les gustaría visitarme. No se habló nada sobre un disco. Había escuchado «God Save The Queen» unos meses antes cuando un amigo mío inglés me lo pinchó. No escuché la letra correctamente, pero pensé que tenía un gran sonido. De todos modos … Dije que me encantaría que vinieran a verme. Paul y Steve eran londinenses como yo y nos llevamos muy bien. Ambos son tipos sanos«.

McLaren estaba dispuesto a seguir viviendo de la gallina de los huevos de oro e ideó una manera de resucitar a los Pistols. Fue un paso más allá. No sólo quería reformar Sex Pistols con Biggs como vocalista, también quería incorporar a otro polémico miembro: Martin Bormann, que además de otras muchas cosas dentro del escalafón del partido nazi también fue el secretario privado de Adolf Hitler y estaba considerado como su mano derecha. Aunque para su incorporación en la banda había un pequeño obstáculo: oficialmente había muerto en mayo de 1945 huyendo del ejército soviético.

Los rumores señalaban que Bormann había utilizado la red ODESSA para huir hacia Sudamérica, residiendo en varios países como Brasil, Paraguay y Argentina, donde presuntamente falleció en la década de los años 70 a pesar de que el gobierno alemán siempre defendió su muerte en 1945 aunque fue juzgado en rebeldía durante los conocidos juicios de Nuremberg. Pero para McLaren no hay nada imposible. Contrató para la película a un actor para darle vida, James Jeter, y así armar un poco de jaleo con Jones y Cook fotografiándose con un reconocido nazi mientras alzaban la mano para parar un taxi. Además, su imagen también se coló en la portada de single como ‘nuevo’ bajista de la banda.

Del encuentro entre los Pistols y Biggs surgió la idea de hacer un disco juntos. «Dije que pensaba que iba a ser divertido cantar en el disco y estuvieron de acuerdo. El único canto que había hecho antes había sido en pubs pero siempre me echaron porque no era bueno«, admitía Biggs en su entrevista de promoción para el medio británico. En su propio libro, Odd Man Out: The Last Straw, comenta como fue el proceso.

«Tras unas bebidas, McLaren me invitó a ‘unirme a la diversión’ con la banda, delineando lo que él tenía en mente. Habían estado filmando sus travesuras durante su viaje a los Estados Unidos y el plan de McLaren era convertir el metraje en una película, que posteriormente se lanzó bajo el título The Great Rock’n’Roll Swindle. Si participo en la película, dijo McLaren, se me pagaría una tarifa de $ 2000 y si cantaba en un disco con ellos, llegarían otros $ 1000. Le indiqué a McLaren que, aunque provenía de una familia talentosa, no era un buen cantante. ‘Tanto mejor’, declaró. ‘¡De eso se trata el punk‘».

«Después de haber escuchado Never Mind The Bollocks, Here’s The Sex Pistols, sentí que podía escribir algo de forma similar y se lo sugerí a McLaren. Escribí un artículo al que llamé ‘A Punk Prayer’ y lo grabé con Steve Jones y Paul Cook en un estudio en Río. Más tarde se lanzó el 30 de junio de 1978 como el quinto single de Sex Pistols bajo el título «No One Is Innocent» y vendió más de siete millones de copias en todo el mundo, alcanzando el número 6 en el Reino Unido. Qué le sucedió a los royalties que debería haber recibido es algo sobre lo que me hubiera encantado hablar con el señor McLaren, pero lamentablemente la Grim Reaper -La Parca- llegó a él antes que yo«.

La letra de «No One Is Innocent» es bastante polémica. Biggs explicó que «puede ser de mal gusto o no, depende de cómo lo mires. En la vida hay muchas cosas de mal gusto«. «El mensaje de la canción es muy simple: Si Dios va a salvar a la Reina también debería salvar a Mira Hindley -asesina en serie-, Martin Bormann o Ian Brady -esposo de Hindley-. Él tiene que salvar a todo el mundo o a nadie porque nadie, absolutamente nadie, es inocente«.

Durante la gira estadounidense se habían grabado muchas imágenes para un proyecto de película que finalmente iba a dirigir Julian Temple y que se iba a llamar The Great Rock’n’Roll Swindle. Este film también iba a estar acompañado de una BSO de 18 canciones, de las que dos iban a ser nuevas: un antiguo descarte llamado «Belsen Was a Gas» y «No One Is Innocent«, ambas cantadas por el ínclito Ronnie Biggs. En este vídeo puedes ver la parte dedicada a esta canción:

5 – Quiero ser un punk star

La relación de Ronnie Biggs con el mundo del punk no sólo se limitó a poner la voz en «No One Is Innocent» y «Belse Was A Was«, en la década de los años 90 volvió a tener sus devaneos con esta escena musical. En concreto, en 1991 los iconos del punk alemán, Die Toten Hosen se pusieron en contacto con el ladrón, que seguía residiendo en Río de Janeiro.

La idea era grabar con él «Carnival In Rio (Punk Was)«, la única canción original que se incluía dentro de su disco de versiones Learning English, Lesson One. La colaboración no sólo se limitó a esta canción ya que en la cara B del single figuró un cover de «No One Is Innocent» así como otro de «Police On My Back» de The Equals, que anteriormente también había sido versionado por The Clash.

Su grabación con Die Toten Hosen no fue la última vez que el punk y el señor Biggs unieron sus caminos. Un año después, en 1992, cuando la banda argentina Los Violadores se separaron y su líder, Pil Trafa, montó un nuevo grupo llamado Pilsen. El británico colaboró con el argentino en la composición de dos canciones, «Pilsen» y «Dearest Maradonna«.

Después de años de problemas de salud, incluidos varios derrames cerebrales, Biggs se entregó a las autoridades británicas en 2001. Fue arrestado e ingresó en prisión para cumplir el resto de la condena. Fue liberado en 2009 debido a un deterioro de su salud y pudo contribuir al libro The Great Train Robbery 50th Anniversary: 1963-2013. Sus años de enfermedad finalmente cobraron su vida en diciembre de 2013.


Autor: Charlie Condenado


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